Via Frate Francesco
Del 7 al 9 de enero se ha celebrado en Manresa (Barcelona) un congreso sobre la nueva evangelización. La presencia franciscana ha sido muy significativa con dos franciscanos conventuales y cinco franciscanos capuchinos entre los participantes. Y es que el desafío, porque de eso se trata, de la nueva evangelización del viejo continente no puede dejar indiferente a nadie, y mucho menos a los franciscanos. Es evidente que en los últimos decenios nuestros países europeos, en mayor o menor medida, se han embarcado en un proceso de “renovación social y cultural” que intenta excluir a Dios de la conciencia pública, ya sea negándole totalmente, ya sea juzgando que su existencia no es demostrable y, por tanto, irrelevante. Este proceso se ha ido concretizando en el intento de plasmar la vida, el arte, la política, las leyes, ¡la economía!, etc., “arrinconando” completamente a Dios. Sin embargo, lo que en un primer momento parecía una liberación, un signo de verdadero progreso, estamos constatando el “desierto interior” que provoca en el hombre, porque de hecho el hombre alejándose de Dios se ve alejado siempre más de sí mismo y de los otros.
Ante esta situación, la Iglesia en Europa ha querido elegir como uno de los ejes de su misión la nueva evangelización, entendida como un volver a proponer, en un diálogo profundo y sincero con el hombre contemporáneo, la belleza del Evangelio, anunciando a Jesucristo, en quien, como dijo el Papa durante su último viaje a Alemania, “hay futuro, vida y alegría”. (fr. Abel García)
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