Más de 1700 jóvenes franciscanos de todo México se dieron una vuelta por San Luis Potosí, y oyeron el sermón del arzobispo Jesús Carlos Cabrero Romero en su propia celebración. El presbítero franciscano Dagoberto López Sojo, asistente regional para el área de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, dice que los jóvenes tienen una enorme fuerza social y un enorme caudal de energía y los franciscanos la canalizan en el buen sentido. “Si no somos nosotros, los capturan los narcos y los criminales y les dan otra orientación y sentido, por eso anualmente llevamos a cabo el encuentro”.
El franciscano señaló que el área en la que trabaja está “la crema y nata del narco” y por ello la necesidad de cuidar a los jóvenes.
Explicó que lo verdaderamente importante es lo que se hace en las respectivas entidades, porque se les da una formación hacia la no violencia, hacia la paz y los valores.
Precisó que para los muchachos que ya cayeron en la criminalidad o la delincuencia y que incluso purgan alguna pena en prisión, los jóvenes franciscanos manejan servicios y apostolado, visitan enfermos, ancianos y niños y las cárceles en algunas entidades. “Se trata de cubrir las necesidades que ellos tienen”.
El encuentro nacional anual de franciscanos celebrado en la capital tiene cierta orientación emergente de acuerdo a las necesidades de cada ciudad.
Comentó que para evitar que los jóvenes sean “jalados” por bandas criminales, se les debe dar formación adecuada, y cada semana se les orienta; se les entrega una institución para crearles un sentido de pertenencia grupal que los lleva a sentirse protegidos.
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