
El Papa Francisco ha salido al encuentro, como misionero, para dar el beso de la Paz que pueda hacer despertar a un pueblo y a una iglesia casi dormida en su religiosidad y encerrada en ella misma.
Curiosamente esta magnífica visita ha dado un testimonio muy contrapuesto entre una iglesia universal que sale a la calle, ahí donde están los problemas y una iglesia encerrada en sus templos con unos programas litúrgicos que les llena sus agendas.
Una iglesia que huele a ovejas y otra que huele a incienso.
Una iglesia católica con horizontes amplios y otra donde la única frontera a atravesar esta al norte.
Una iglesia cercana al pueblo sufriente en sus diferentes dimensiones y otra que se resigna a la situación impuesta desde fuera y no saben cómo reaccionar.
Una iglesia evangelizada por Jesús y otra donde la Virgen de Guadalupe puede aletargar a un pueblo.
De hecho esta visita valiente y arriesgada del Papa Francisco ha sido todo un éxito de impacto a pesar de la lentitud en su preparación sobre todo por los agentes pastorales que apenas han hecho una pastoral preparatoria y que han delegado en terceros lo que tenían que hacer en colaboración con estos.

A pesar de ello este pueblo de fe ha salido a las calles y lugares de encuentro con el Papa Francisco, imponiéndose muchos sacrificios para poderlo ver en un abrir y cerrar de ojos, unos segundos tras horas de espera en unas noches frías e incomodas. Una visión de unos segundos en su paso, pero de una gran intensidad.
El Papa Francisco ha ido a visitar a los más marginados y sufrientes y a cada uno le ha llevado su cariño y una palabra de consuelo y de esperanza.
Sus palabras, basadas en su testimonio de vida han sido sencillas, claras y evangélicas. Sin engaños y sin paternalismos.
A los sacerdotes en la misa en Morelia, Estado de Michoacán, nos ha invitado a no ser clericales, profesionales de la religión, sino a orar con Jesús y no dejarnos paralizar y dominar por la situación que se vive en el país, sino que animados por Jesús estemos al lado del que sufre y allá donde este el que sufre.
A los jóvenes, también en Morelia, les hizo tomar conciencia de sus riquezas, principalmente la de tener una familias. Pero esa riqueza no les llevara a la esperanza si ellos no se implican con Jesús y hacen resistencia a todos aquellos que quieren utilizarlos impidiéndoles ser ellos.
Los retos son muchos, las dificultades enormes, pero con Jesús podrán llegar a obtener lo que les llenara y hará de este pueblo grande en la fe un ejemplo de solidaridad y de esperanza.
Esperemos que este Beso de Paz que el Papa Francisco, Misionero de la Misericordia haya dado a esta “bella durmiente”, tenga el efecto deseado y las manifestaciones de alegría de estos días, perdure en este pueblo sufrido y abra a los agentes pastorales otras actividades más allá de sus templos y de las fronteras del país, como misioneros “ad gentes”.
El Papa Francisco que llego casado visiblemente tras un largo viaje, con siete horas de cambio horario y una agenda muy rellena, con el paso de los encuentros en vez de irse manifestando mas el cansancio, fue encontrando voz, alegría y especialmente con los jóvenes al final de un día agotador en Morelia, se le notaba muy satisfecho y lleno.
El dio lo que tenía y a cambio se lleno de lo que este pueblo le ha dado.
Santiago de Querétaro – México.
Francisco Ostos Palma, Misionero de Africa (Padre Blanco)
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